
¿La alborada en Medellín, espectáculo o pesadilla?
hace 12 minutos
3 min de lectura
0
0
0

INFORME ESPECIAL
Por: John del Río
Comunicador Social y Periodista
Redacción San Buenaventura Estéreo 95.4 F.M
Viernes, 28 de noviembre, de 2025
11:33 a.m.
Un fenómeno en el contexto social y cultural ha aparecido en el Valle de Aburrá, desde algunos puntos de vista, ha distorsionado la realidad paisa, desde otros, es una subcultura antisocial, ordinaria, perturbadora y hasta antiecológica, que desprecia los valores ajenos; una cultura mafiosa que ha cambiado las tradiciones decembrinas, de gente acomodada, con escolaridad y con algunos privilegios; una cultura que emerge de la migración social por el dinero fácil y rápido; una cultura impregnada de una nueva clase social de traquetos, corruptos, delincuentes y violentos; una cultura que destruye los ideales de una sociedad sana, pujante, emprendedora, de valores y principios; una cultura narco-corrupta que quema su dinero en voladores, papeletas y hasta balas; un abismo de una cultura derrochona, hedonista, facilista e inmediatista que muestra la tendencia general del ser humano a caer más fácil en sus debilidades y facilidades y no en los retos e incertidumbres que lo pueden hacer crecer y mejorar. Así en nuestra cultura se volvió El Adviento e irrumpió "La Alborada".
De acuerdo con www.infobae.com “la fiebre por la Navidad ha llevado a que los paisas celebren una fiesta ideada por grupos narcotraficantes para fanfarronear sobre su control en el Valle de Aburrá”.
Según el presbítero de la parroquia Santa María, en el barrio Robledo, Walter Fernando Guzmán, dice que, “el Adviento, para los cristianos, consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración de la Natividad, que por antonomasia es la conmemoración del nacimiento de Jesús, fiesta de su revelación al mundo, correspondiente a los cuatro domingos previos y más próximos al nacimiento; son las cuatro semanas de preparación y celebración litúrgica de la Navidad. El primer domingo de Adviento se ubica entre el 27 de noviembre y el 3 de diciembre. El calendario de Adviento los seculares lo han popularizado cuenta atrás desde el 1° hasta el 24 de diciembre, el día de la Nochebuena, una reunión familiar, un ágape, noche de villancicos, de cena, dulces, arbolitos, pesebre, trasnocho parrandero e intercambio de regalos o aguinaldos”.
Pero, en contraste hoy en día, el nuevo Adviento es tiempo tergiversado de religión a consumición. Se ha parodiado el Adviento, el preludio de la celebración del nacimiento de Cristo, y por estrategias de neuromercadeo, este tiempo, que invoca navidad, pasó de cuatro semanas a cuatro meses, de iniciar en diciembre a hacerlo desde agosto o septiembre, de una simbología creyente a mayor consumismo de la gente, a un comercio e intercambio de cosas, a compras de lo innecesario, a satisfacer las necesidades infundidas o necedades creadas; o mejor, a saciar su mentalidad idiotizada en las tiendas de los centros comerciales.
De otro lado, el jefe del departamento de Humanidades de la Universidad CES, John Wilson Osorio, se expresó de la siguiente manera a la primera alborada de Medellín:
“Nació en el momento en el que Diego Fernando Bejarano Murillo, alias don Berna o Adolfo Paz, decidió desmovilizarse, en la última semana de noviembre del 2003. Y, ese primer día de diciembre de 2003, finalmente, se desmovilizaron los bloques de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, acá en Medellín, en particular el Bloque Cacique Nutibara; una entrega que se hizo desde los acuerdos con el gobierno en ese momento, el del presidente Álvaro Uribe Vélez”.
Entonces, como si fuese el preámbulo de las celebración religiosa ancestral de Adviento se pone en boga al principio del siglo XXI "La Alborada", un fiesta ampona y pagana, una hipérbola de fuegos artificiales, y cuyo ingrediente principal es la pólvora, mezcla explosiva inventada por los chinos para usos ceremoniales y religiosos y afincada en Latinoamérica desde la época de la conquista española en el siglo dieciséis.
El profesor Osorio resalta, que era la manera de don Berna y las extintas AUC de decir: “Yo soy el dueño de Medellín, yo mando en el territorio. Nos desmovilizamos, pero seguimos acá, seguimos mandando en Medellín, es muy triste, porque con la alborada, a partir de ese momento, lo que estamos celebrando son los años de la desmovilización de las autodefensas, y que estos sigan manteniendo control en muchos territorios del municipio de Medellín”, acentuó el docente.
En resumen, esta celebración, que queriéndole dar una connotación eufemista, la llamaron "Alborada", palabra bella que significa música o poema al amanecer y al aire libre que rompe el alba para avisar la venida del día, de algo o de alguien. Pero la bella palabra se tornó un espectáculo dañino, de un origen oscuro, y que hoy en día muchos la siguen practicando, desconociendo los daños e impactos negativos ambientales y humanos; produce cientos de quemados en niños inocentes y por la contaminación acústica de las explosiones perturban la quietud y el sosiego de las mascotas y estresan la fauna silvestre, y por la huida, su muerte silenciosa.





