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Cultura “Woke”

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INFORME ESPECIAL

Por: John del Río

Comunicador social y periodista


Redacción San Buenaventura Estéreo 95.4 F.M

Viernes, 09 de agosto, de 2024

12:00 m.


Hacia el 2017, www.oxfordictionary anexó la siguiente definición del término woke: “Estar consciente de temas sociales y políticos, en especial el racismo”.


Más o menos en el 2020, se notó de manera reiterativa, en algunas de las corrientes políticas de centro y en las de derecha de diferentes países en el hemisferio occidental, el uso de la palabra woke, pero de forma peyorativa, para llamar ciertos colectivos, grupos, formas de pensar, a algunas personas identificadas con el progresismo, a los radicales, a la izquierda, o a ciertos movimientos con dirección posmoderna, a individuos acomplejados, resentidos, rabiosos y agresivos, entre otros.


En www.cairn-mundo.info se encuentra que: “La cultura woke aparece en los años dos mil en Estados Unidos para describir un activismo a favor de la población negra y, por extensión, a favor de todas las personas consideradas como desfavorecidas debido a su pertenencia étnica, su género, su orientación sexual, su físico o su discapacidad. Numerosos intelectuales tanto de izquierda como de derecha, de los que Barack Obama es el más célebre, han condenado esta ideología presente en las universidades.


En Estados Unidos, la cultura woke atañe en primer lugar a la defensa de la población negra, en particular con el movimiento Black Lives Matter, mientras que en Europa es sostenida ante todo por los grupos de presión LGBT”.


Una de las características de la ideología woke, podría decirse que es el uso de un vocabulario contestatario, o militante si se quiere, pues han agregado a su discurso términos que denotan exageración, a la vez que pretenden descrestar con su oratoria.


Otro aspecto destacado es el uso de las advertencias de contenido, de esta forma invitan al espectador a la renuncia de contenidos molestos o desventajados, lo mismo que los espacios seguros dentro de escuelas, colegios, universidades, empresas, etc. según ellos para las minorías.


Citando de nuevo la anterior fuente, otra arista de esta tendencia, son “los conceptos «gordofobia», «islamofobia», «transfobia» u «homofobia», raramente empleados en su sentido original de un rechazo (literalmente de un miedo) a estas personas, sino para desacreditar cualquier opinión que disgusta al grupo en cuestión (por ejemplo, una oposición al matrimonio homosexual)”, reseñan sus autores.


Pero, el uso de los anteriores conceptos, con tinte de insulto, algunas veces, o con remedo de atención, en vez de hacer propuestas de debates importantes sobre dichos temas, ridiculizan, exageran o provocan abstinencia, en el tratamiento de los problemas ofreciendo un mensaje más de guerra contra las mayorías y no para solucionar estas situaciones.


De acuerdo con www.researchgate.net la lupa puesta sobre la discriminación, se puede intuir desde los estudios del sociólogo y filósofo Axel Honnet, pues desde finales de los 80, con el uso de la frase “correctamente político” (political correctness en inglés), achacado al comportamiento y palabras que se puede deducir como ofensivo, excluyente, discriminatorio, etc. hacia las minorías.


www.researchgate. net agrega: “En los años noventa, gran parte del discurso público y algunos medios de comunicación, empezaron a utilizar esa expresión de forma peyorativa, con la implicación que esas políticas o bien eran excesivas o bien eran inútiles y solo servían para ocultar o abandonar la realidad a través del excesivo cuidado del lenguaje”.


Hoy, parece que la queja está siendo escuchada, ha permeado ciertas esferas antes blindadas, tanto es así, que por ejemplo en los Estados Unidos, las políticas de izquierda han dado un cambio importante, pues el reclamo sobre la distribución de la riqueza, el derecho al trabajo en el campo, la armonía entre los géneros, el color de la piel, y la orientación sexual, han tenido éxito en algunos casos.


En síntesis, estos cambios en la sociedad de hoy, con coletazos significativos en aspectos como la identidad, creando fenómenos como la cultura woke, se pueden leer como influencias de la comunicación digital, de la presencia de una nueva dinámica de lo público, influenciado por las redes sociales, las nuevas tecnologías para relacionarse e informarse, los avances de la civilización y como no, por el impopular concepto en la modernidad de la cooperación y la expresión de los sentimientos, las emociones y el afecto, solo la historia testificará, si todo esto obedeció a un giro en las agendas de los gobiernos, la evolución de la especie humana o simplemente por el “enfriamiento global” de la sociedad.


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