https://petslife.com.mx/2020/10/02/aves-dimorfismo-sexual/

Camino al trabajo muy temprano, paso por una vía muy concurrida de personas caminando, algunos vamos subiendo y otros bajando, a esa hora y en ese lugar la autopista esta colapsada casi siempre, por lo que el mal genio, el mirar el reloj y avanzar rápido es lo cotidiano, casi nadie mira las personas con las que se cruza, ni la arquitectura que la rodea ni nada en realidad, aunque se podría decir que quienes cruzamos a esa hora específica somos los mismos.

Me sorprende alguien de rodillas observando un árbol lleno de flores, que siempre ha estado allí pero que apenas percibo, la chica se levanta con una sonrisa y sigue caminando mientras mira las fotos que ha tomado en su celular. Cuando me acerco al lugar donde estaba arrodillada noto que hay una orquídea, que nunca había visto. ¿A qué le prestamos atención nosotros si algo tan bello pasa desapercibido todos los días?

¿A qué le prestamos atención nosotros si algo tan bello pasa desapercibido todos los días?

Lo bello y lo feo corresponde a una moral estética, es decir, nada es bello o feo en sí mismo, sino que depende del juicio que realiza el observador sobre el algo en cuestión. Pero ya que esta valoración es subjetiva y que no podemos llegar a un acuerdo al respecto podríamos decir que estas apreciaciones no existen realmente o, podríamos dimensionar que la belleza o fealdad que le asignamos a uno u otro individuo solo hace referencia a una variedad y una diferencia que percibimos, es decir lo bello y lo feo no existen, solo la diferencia entre unos individuos y otros.

Investigadores han notado que los osos en las montañas rocosas en EE.UU. se sientan a hacer nada y mirar al horizonte sin que esto implique una estrategia de caza o alguna rutina conveniente para su supervivencia. Y monos en el Gibraltar que después de alimentarse y reproducirse suben a lo más alto de los arboles y se dedican a observar el atardecer. No existe evidencia de lo que observan y es imposible saber en qué piensan en esos momentos, pero esa misma actitud la tenemos las personas, podemos parar nuestras actividades y observar la belleza de un atardecer y deleitarnos con los distintos colores del cielo. En ellos no existe evidencia de que puedan percibir en la manera que percibimos nosotros la belleza del lugar, pero otro ejemplo en la naturaleza que si percibe esa diferencia e incluso la elige está en las aves y en general en muchos animales que tienen dimorfismo sexual. Esto significa que el macho necesita de colores, cantos, y danzas para poder conquistar una hembra, visiblemente no tan colorida (Los pavos reales son un claro ejemplo de esto). Aún así, en estos casos el tener los colores, el canto y la danza no necesariamente implica que una hembra decida aparearse con estos individuos pues la hembra termina decidiendo entre varios machos, es decir, entre distintas combinaciones de colores, danzas y cantos. ¿Qué determina entonces esta elección? ¿Será que la belleza esta intrínseca en la naturaleza y podemos percibirla? o ¿Será que la percepción de lo bello y lo feo si define la supervivencia de una u otra especie y que esa apreciación tiene un impacto real en el mundo?

En un caso despreciamos la idea de que nuestra apreciación importa y en el otro se hace evidente que de hecho si.

Los osos en las montañas rocosas en EE.UU. se sientan a hacer nada y mirar al horizonte sin que esto implique una estrategia de caza o alguna rutina conveniente para su supervivencia. Y monos en el Gibraltar que después de alimentarse y reproducirse suben a lo más alto de los arboles y se dedican a observar el atardecer.

Antes, en el ensayo “El arte en estado gaseoso” de Yves Michaud, la belleza se encontraba solo en cosas pequeñas, particularmente distintas al mundo rustico en el que vivíamos, e imaginar una pintura, llena de color y conservando las proporciones que nuestra mente considera “bellas” en medio de un espacio construido con roca, tierra, herramientas grandes y pesadas, madera en el suelo y demás artículos que podamos dimensionar, se hace evidente que la pintura y el arte carga un componente estético no solo diferente sino muy atractivo para nuestra mirada. Ahora, todo tan sofisticado en la sociedad en la que vivimos, dice Yves, ha traspasado la idea de lo bello a todo y es que ya no está en los detalles sino más bien todo debe ser “bello” para ocuparlo o tenerlo. Lo interesante de esta interpretación es que la belleza en el arte inicia como una variedad que solo busca impactarnos, que solo busca nuestra atención, pero la hemos vuelto un producto como cualquier otro que no le agrega valor a nuestra vida.

Sin embargo, está es una visión en donde consideramos la sociedad y nuestros productos y marketing como algo “bello”, es decir una estética que realmente no elegimos, sino que esta impuesta como un estándar. Aún así, aún el arte, la naturaleza e incluso las personas mismas pueden enternecernos e impactar nuestros sentidos por más afuera que estén de está belleza estándar que nos presenta la sociedad.

La belleza en el arte inicia como una variedad que solo busca impactarnos, que solo busca nuestra atención, pero la hemos vuelto un producto como cualquier otro que no le agrega valor a nuestra vida.

Empezar a notar la belleza que nos rodea, las proporciones y lo bello en lo imperfecto de nuestro mundo y de nosotros mismos sin duda puede generar en nosotros lo que imaginamos sienten aquellos osos y aquellos monos, sin duda nos dará herramientas para hacer elecciones de vida que nos hagan más felices como hacen las aves y más allá de cualquier imposición social y cultural deberíamos tener la capacidad para percibir en nuestro afán todas las formas y colores que nos rodean. Quizá después alguien nos vera arrodillados en medio de la gente tomando fotos de flores y haga un artículo al respecto.


Paz, amor y chocolates.