¡Felices Pascuas de Resurrección!

La semana mayor de este año es un acontecimiento que vale la pena analizar con calma. Porque es el primer año donde el fantasma de la pandemia de 2020 y 2021 fue, al parecer, realmente dejado atrás. La fe de los feligreses y el entusiasmo a vivir las celebraciones de semana santa en comunidad como en otrora evidenciaron procesiones multitudinarias y templos llenos en los distintos días del triduo pascual.

En el año 2022 seguía estando presente el miedo a reunirnos a vivir la fe. Las transmisiones de las parroquias por sus redes sociales motivaban a seguir viviendo la liturgia desde la comodidad y la soledad de nuestra casa. Los familiares de las personas más vulnerables preferían abstenerse de ir a las parroquias y aunque el número de asistentes era visiblemente superior a los años con las restricciones seguía siendo muy inferior a como vivíamos este tiempo antes de la pandemia.

La primera solución a la soledad colectiva en la que al parecer estamos inmersos, dice Norena Hertz, es escuchar al otro. Y esto implica ir a esos lugares donde solemos reunirnos, reunirnos y dialogar.

Ya hemos podido dimensionar los estragos que genero el aislamiento, las distintas afectaciones a nuestra salud mental durante esa época también disminuyeron nuestras capacidades sociales. La depresión, el estrés, la violencia, y tantas problemáticas que agudizo el aislamiento trajo además la idea de no disfrutar de estar inmersos en eventos sociales. Muchos hoy día, prefieren las reuniones de manera virtual y el no desplazarse a sus centros de trabajo. Por ello, era crucial que este año la invitación fuera al encuentro, a la reunión, a la escucha.

No podemos permitir que se siga aislando y fracturando tanto las relaciones comunitarias, siendo la iglesia un eje central de estas relaciones y es por ello que se hizo un esfuerzo en todos los medios de la Arquidiócesis de Medellín para invitar a retornar a los templos, a las celebraciones, evitando las transmisiones en vivo y la apuesta, arriesgada por la manera en que se desarrollo el 2022, dio resultado. Las parroquias se llenaron, los feligreses retomaron antiguas tradiciones, se desplazaron y en familia y comunidad vivieron una semana mayor sin el miedo que se había vuelto parte del paisaje.

Cada vez, la tecnología y la comodidad, aunque involuntariamente nos aíslan más, es bueno empezar a dimensionar que tanto las redes que usamos nos están conectando a los demás o si por el contrario están generando que nos alejemos de aquellos con los que convivimos.

La primera solución a la soledad colectiva en la que al parecer estamos inmersos, dice Norena Hertz, es escuchar al otro. Y esto implica ir a esos lugares donde solemos reunirnos, reunirnos y dialogar, por eso en San Buenaventura Estéreo nos escuchamos.

Paz, Amor y Chocolates.