EDITORIAL
Por: Juan Miguel Jaramillo Metrio
Director
Redacción San Buenaventura Estéreo 95.4 F.M
Miércoles, 21 de agosto, de 2024
12:00 m.
Es usual que tengamos la sensación de estar agotados, de no tener tiempo para realizar actividades que disfrutamos o que simplemente tengamos la sensación de no descansar bien. El agotamiento es, a menudo, otro nombre que se le da a la depresión. Estas sensaciones, además se acompañan de nutridos medios masivos de información. Y es que todo el tiempo en todo lugar tenemos información deseada y no deseada, sobre todo tipo de temas que, puede o no, interesarnos.
En nuestras redes sociales pasamos en videos de máximo 30 segundos sobre futbol, a política, a las 10 cosas que no sabías que existían, a lo que no creerás que dijo el famoso de turno, a historia muchas veces mal contada, a la noticia del día y saltamos de dato en dato sin darnos tiempo de retener ni un poco de esa información. En efecto, mucho del contenido que consumimos no tendrá más que un pequeño espacio de atención en nuestra retina y oídos y probablemente la inmensa mayoría ni lo recordaremos a la hora siguiente.
Sin embargo, ya es evidente que este comportamiento ha ido transformando la manera en cómo aprendemos, la manera en cómo nos comportamos y nuestra capacidad de atención. Vivimos inmersos en las redes, leyendo opiniones y titulares (Porque pocas veces leemos más que eso) y creyendo que allí se describe o sucede la realidad.
El mundo en su complejidad y escala es inabarcable, no podemos llegar a conocer realmente temas tan diversos lo suficiente para dar una opinión razonable sin caer en el error o el sesgo sistemático de ideas. En gran medida, entender esto nos debe dar claridad sobre la manera en que abordamos los temas en la web. Ya que hoy vemos expertos en un tema ambiental, después en uno clínico y pasado mañana seremos expertos constitucionalistas. Sin tener una idea medianamente vaga sobre ninguno de los tres temas.
Pero si no conocemos de estos temas a profundidad, y cada 30 segundos estamos cambiando de información, ¿por qué es tan importante o creemos importante nuestra opinión sobre x o y suceso en la web?
Porque estamos distraídos.
Se llega a un nivel tan alto de información que simplemente es imposible prestar verdadera atención a cualquiera de estos temas, estamos infoxicados, llenos de información que no entendemos, que no necesitamos, que además, nos amarga y juega con nuestras emociones.
Este juego que percibimos diariamente en todos los lugares y tiempos, nos tiene agotados. Y en gran medida, toda esta información y emocionalidad nos abruma al punto de no lograr dimensionar un futuro más prometedor para todos y todas, cada vez, con más fuerza, retumban los sonidos de guerra en todos los medios de comunicación, voces vociferantes a lado y lado en cuanto tema se va desarrollando. Salen y salen “escándalos” que solo minan nuestra paz y nuestro entendimiento en el y del mundo.
La cura parece sencilla, quizá podríamos silenciarnos un poco y silenciar lo demás. Pero estas soluciones realmente implican mucho trabajo. Hacemos parte de un mundo hiperconectado y rara vez nos tomamos el trabajo de escuchar a quienes están a nuestro lado. Es importante volver a conectar, apagar las pantallas de vez en cuando y mirar el mundo tal cual es y todo lo que la vida diariamente está regalando a nuestro existir.
Debemos, de vez en cuando, distraernos de todo lo que recibimos y conectar con el otro inmediato en el mundo real. Invite a un cafecito.
Paz, amor y chocolates.