INFORME ESPECIAL
Por: John del Río
Comunicador social y periodista
Redacción San Buenaventura Estéreo 95.4 F.M
Viernes, 16 de agosto, de 2024
12:00 m.
Se ha preguntado usted, ¿de dónde surge el termino ahorro? Pues de acuerdo con la Real Academia Española, este vocablo viene de “horro”, precedido por la palabra “hurr”, que viene del árabe y traduce libre.
Según www.rededucacionfinanciera.es “El término derivó en la Edad Media al arabismo horro que, según la RAE, es el adjetivo que, entre otras definiciones, califica a una persona que, habiendo sido esclava, alcanza la libertad. Lentamente la palabra fue evolucionando y dio origen al verbo ahorrar que comenzó significando “dar la libertad a un esclavo” y “quitarse del cuerpo una prenda de vestir”, para pasar a representar “librar a alguien de algo”, ese algo podría ser un trabajo, esfuerzo o gasto”.
El anterior concepto, se aproxima a la definición de ahorro hoy en día, que tiene que ver con economizar, entonces, al ahorrar sucede que el ahorrador se libra de pagar algo, o se ahorra un gasto, quedando esta persona libre de no pagar, y aquí aparece la noción de guardar algo del sueldo o de los ingresos, diarios semanales o mensuales, para guardar un porcentaje como prevención para una calamidad o cualquier urgencia en el futuro.
Citando nuevamente la fuente anterior, “Estas acepciones orientadas a economizar cobran sentido porque van unidas a prever y proveer. Ahorrar es ver a largo plazo, guardamos dinero anticipándonos a los hechos; este pre-ver, ver por adelantado, motiva en nosotros una actitud pro-veedora, lo que nos lleva de nuevo al principio: guardar lo necesario para cuando nos haga falta”.
Es bien sabido el principio de la economía que dice, que el salario, las rentas, las ganancias, en síntesis algún tipo de ingreso, tiene dos objetivos, el consumo o el ahorro.
Oberst, Tomás (2014), en https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/2098/1/importancia-ahorro-teoria-historia.pdf afirma que: “El concepto de ahorro, se practicaba ya en los pueblos de la antigüedad, cuando civilizaciones como las de Egipto, China o la Inca atesoraban semillas para transformarlas en la cosecha del ciclo posterior. Es decir, sacrificaban consumo presente para disponerlo en el futuro. Como el resultado de la cosecha siguiente dependía de las condiciones climáticas y no estaba garantizado, la función del ahorro como resguardo comenzó a utilizarse sistemáticamente como parte del proceso productivo. Asimismo, una parte de lo que se guardaba era plausible de ser intercambiado por producto de pueblos de las cercanías, iniciándose así la economía de trueque”.
Pero, como la perfección no existe, los errores en el sistema del trueque y el desarrollo de la economía, dieron origen al concepto del dinero y por ende, a ser usado como herramienta para contar, pagar y ahorrar.
Ahora bien, el panorama del ahorro colombiano, en comparación con otros países latinoamericanos, es uno de los que se presenta con menos reservas (J. Cifuentes & Meisterl, 2014); por esto, se necesita cambiar algunas leyes en este tema, en lo pensional, lo tributario y financiero; pues si no se toman estas medidas la gente no podrá ahorrar, invertir y mucho menos hacer planes para el futuro, pese a que actualmente hay diferentes mecanismos que promueven a hacerlo como por ejemplo, los bancos, las cooperativas de ahorro y crédito, los fondos de empleados, las administradoras de pensiones, las aseguradoras, entre otros.
Lo anterior quizás obedezca a razones como el trabajo, los sueldos, la inflación, el nivel educativo, social, género o edad, y entre los jóvenes el ahorro podría estar condicionado por cierto grado de confusión hacia el futuro y el desconcierto.
Entonces, es pertinente citar aquí a (Kiyosaki & Lechter, 2013) cuando afirma que: “es el momento de actuar frente a los cambios ideológicos y generaciones venideras ya que cada vez la brecha de la estabilidad económica, es más necesaria para los jóvenes, pues su pensamiento los está́ llevando a vivir de momento, sin revisar las consecuencias que esto trae implícito cuando no se proyecta hacia el futuro.
En la actualidad, además de preocupar la incapacidad de los colombianos para ahorrar, se suma a la dinámica económica del país otra arista, las inversiones forzosas, que según el primer mandatario de Colombia confirmó que: “el programa para reactivar la economía colombiana se sustentará en inversiones forzosas de la banca privada”.
Respecto a lo anterior, José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA, en Medellín y exministro de Hacienda, dijo: “es una forma de imponer nuevos impuestos al sector productivo y financiero y con ello entorpecer o limitar el acceso al crédito al micro, pequeño, mediano y gran empresario”.
Por todo esto, se podría deducir, que si cada individuo o persona jurídica hacen una planeación financiera que le permita ahorrar, el resultado no es difícil de adivinar: mayor éxito económico personal y por consecuencia para todo el país.