tomada de: https://lamenteesmaravillosa.com/aqui-y-ahora-no-hay-nada-mas/

Nos enfrentamos todos los días a ideas contradictorias, algunos nos dicen que el universo conspira a nuestro favor y si deseamos algo realmente solo debemos esforzarnos y obtenerlo porque todo estará con la disposición de que se dé, si no logramos las cosas será porque no nos esforzamos lo suficiente; otros nos dicen que la vida es un absurdo, un existencialismo que se burla de los primeros y no le encuentra sentido a nada de lo que hacemos, decimos y vivimos más del que nosotros mismos podamos asignarle como diría Camus. No hay punto medio. O estás al lado de las personas más optimistas y te hablan de coaching, liderazgo y energías o estás al lado de personas grises que creen que el absurdo es la base para crear.

Y en esas dudas, el consumo y nuestro modelo económico actúa con toda su fuerza, si estás de un lado vas a querer comprar y consumir de todo para lograr tus metas y ser feliz, se corre el riesgo de no lograrlo pero en caso de no lograr obtener lo que queremos al menos tenemos las “experiencias” y las cosas que compramos en su proceso. Al otro, no importa lo que hagamos, que otros arreglen el sistema, que otros planeen un mundo mejor, nos dedicamos al consumo y al placer y la culpa, a veces latente, se convierte en parte del paisaje, del sentido que le damos a una vida que no tiene sentido más allá que encontrar un antídoto a la Náusea como la llama Sartre.

Ambas visiones de la vida son difíciles de aceptar una vez que se analizan con calma, ambas opciones parecen no llenar las expectativas de las vidas de las personas. El consumo en ambas filosofías de vida nos ha llevado a un punto de no retorno donde nos hemos vuelto destructores de nuestra casa común, consumimos sin darnos cuenta para encontrar felicidad que no encontraremos, porque pensamos que sin el placer de obtener cosas nuevas, novedosas, diferentes no podemos llegar a realizarnos como personas.

«No importa lo que hagamos, que otros arreglen el sistema, que otros planeen un mundo mejor, nos dedicamos al consumo y al placer y la culpa, a veces latente, se convierte en parte del paisaje, del sentido que le damos a una vida que no tiene sentido más allá que encontrar un antídoto a la Náusea como la llama Sartre.»

Cuando escudriñamos en todo lo que conocemos e intentamos llegar a alguna verdadera filosofía más allá del consumo y sin chocar con el existencialismo encontramos un pesimismo absoluto, donde la vida no tiene sentido, es la misma conclusión de quien compra algo que lo sacia por completo y al otro día ya esta aburrido con lo que compro, pasa no solo con lo que compramos sino también con todo conocimiento, la matemática y las ciencias naturales llegan a puntos donde ya no es posible avanzar, y que siempre dejan más dudas que certezas, en las ciencias sociales es peor porque el avance es mucho más lento. Y entonces surge una idea simple pero potente que en realidad existe hace mucho tiempo: “Aquí y ahora”.

¿Qué somos? Lo que somos aquí y ahora. ¿Para qué estamos aquí? Para el aquí y el ahora. No hay más que decir, la oración, la meditación, el tao, el buda, todas las religiones nos llevan al aquí y al ahora, ¿Somos felices con el aquí y el ahora? ¿Queremos cambiar el aquí y el ahora? ¿Hay algo que decir o hacer aquí y ahora?

Hay un ejercicio sencillo pero que puede impactar mucho nuestra vida, que tal si nos concentramos un momento, es decir, realmente concentrarnos en lo que hacemos aquí y ahora, que tal si cuando almorzamos no le prestamos atención a nuestro celular o planeamos nuestra tarde, sino que más bien, almorzamos, prestamos atención a los sabores, a las sensaciones, al ejercicio de comer. Seguramente notara que no le pone suficiente atención a lo que hace, que por vivir en el futuro planeando bienestar no disfruta del que tiene, que por vivir tal vez anhelando el pasado no puede disfrutar este instante que tiene, que se esta perdiendo de quien es y donde está justo ahora.

Paz, amor y chocolates.