¿Para qué sirven las utopías? Le preguntaban a Eduardo Galeano en una entrevista y recordaba una respuesta de Fernando Birri en Cartagena, Colombia. Dijo: “La utopía está en el horizonte, si camino diez pasos, la utopía se aleja diez pasos, y si camino veinte pasos la utopía se alejará veinte pasos, es decir, que sabemos que nunca podremos alcanzarla, ¿Para qué sirve entonces? Para eso. Para caminar.”
Cuando hablamos de los movimientos post modernistas, todos tienen consignas utópicas, o que justo ahora parecen utópicas, movimientos sociales que cada vez se ven más rebasados por su dificultad para calar realmente en la sociedad.
La igualdad, la libertad y la paz, son viejos slogans en los que ya no cabe posibilidad de soñar, parece como ridículo a veces pensar con una sociedad distinta y es que, si bien los trabajadores van ganando derechos en comparación de otras épocas de la humanidad, también las brechas en todos los sentidos se vuelven cada vez más insalvables. Cada vez el mundo es más desigual, más caótico, menos educado, menos justo, menos solidario. La sociedad cada vez tiende más a aceptar el caos y la desigualdad que los valores y las posibilidades que la sociedad necesita para reivindicar los derechos que en la revolución francesa parecían tener un poco de luz.
“La utopía está en el horizonte, si camino diez pasos, la utopía se aleja diez pasos, y si camino veinte pasos la utopía se alejará veinte pasos, es decir, que sabemos que nunca podremos alcanzarla, ¿Para qué sirve entonces? Para eso. Para caminar.”
Eduardo Galeano citando a Fernando Birri
Contrario a la utopía de una sociedad soñada esta la distopia que estamos creando y que surge de manera literaria con George Orwell y Aldous Huxley. Pareciera que los mundos predichos por ambos se aplicaran y cada vez fuera más difícil reconocer los sueños que teníamos con las pesadillas en las que se ha convertido la realidad.
El ministerio de la verdad de Orwell es ahora llamado “corrección política”, El gran hermano que está en todas partes se llama “Internet”, la cárcel de la que no nos damos cuenta que estamos y antes disfrutamos estar de la que hablaba Huxley la vivimos en nuestras burbujas ideologías de consumo, felicidad y placer.
Como en ambas novelas siempre hay un enemigo, algo que nos une como sociedad para odiar a quienes no piensan y no sienten como nosotros, y como en las novelas siempre se esta al borde de una guerra que en la realidad esta al borde de ser nuclear y de destruirnos como especie.
El primer paso para restablecer el camino hacía la utopía es detenernos, darnos cuenta que por donde vamos no es el camino para llegar a esa sociedad soñada, entender las implicaciones, mirar hacía el horizonte y empezar de nuevo. Es claro que ese nuevo camino será un reto desconocido, un reto que pedirá lo mejor de nosotros pero que puede devolvernos la capacidad de soñar, de avanzar, de transformar de nuevo la tragedia en la resiliencia que nos identifica como especie y claro nos salvará de nuestra aniquilación. Ante la duda, pare, respire y vuelva a empezar a caminar.
Paz, amor y chocolates.