La fuerza de fricción es una fuerza que se calcula siempre con símbolo negativo (-) en física, esto porque siempre se opone al movimiento de los objetos. Por esta razón la fricción es sinónimo de discusiones y de enfrentamientos. En física es asociada a los elementos, a los materiales, a las superficies (depende de un coeficiente de fricción propio de cada elemento) y en el símil que se traza se relaciona con las ideas contrarias, con los debates que no permiten construir o avanzar y a los desacuerdos.
Además, solo se puede tener fricción con superficies cercanas, que entran en contacto, y siguiendo el símil, sólo se puede tener fricción con las personas que tenemos más cerca, normalmente las personas que en nuestra vida vemos poco, o se mantienen alejados de nuestra realidad son personas que podemos percibir como más amables, por el hecho de que la distancia determina la cantidad de fricción. A más distancia menos fricción y viceversa.
Sin embargo, la distancia no es negociable cuando todos debemos estar juntos en una ciudad y tomar postura frente a los eventos que suceden en nuestra comunidad. Y entonces surge la pregunta de ¿Cómo podemos disminuir la fricción entre nosotros? Pregunta difícil, porque la fricción en la forma como la explicamos parece ser lo normal, lo que se esperaría, lo natural. Ningún sistema es ideal y mucho menos un sistema donde todas y todos interactuamos constantemente.
Es interesante saber que sólo se puede tener fricción con otras personas y otras ideas, por lo que inicialmente, sería valioso aprender a hacer silencio, antes de empezar una discusión que no llevará a nada, es conveniente hacer silencio y reflexionar sobre las ideas que nosotros mismos tenemos, ¿Por qué las tenemos? ¿Son ideas que surgieron espontáneamente de una reflexión, o fue algo que vimos o escuchamos en algún lugar y con lo que me quedé? ¿Será que contraste fuentes y mi idea es sólida en argumentos para merecer su defensa? ¿Vale la pena discutir por esa idea? El silencio está mal entendido en el sentido que creemos que el silencio es inacción, es “ausencia de movimiento”, todo lo contrario; Una reflexión real sobre el mundo debe surgir en el silencio y esa reflexión debe ser tan robusta que cuando logramos conectarla en palabras y decirla debe ser mucho mejor que el silencio.
En ese sentido y llegados a este punto es importante entonces acudir a la tolerancia. Aceptar que no todos somos iguales y que nuestras reflexiones son distintas, o incluso después de reflexionar ser fácil identificar cuando la otra persona no ha hecho el trabajo de pensar realmente y está cegada a defender las ideas de otras personas y no las propias. Aceptar que la mayoría no intentara poner en duda lo que piensa, es también aceptar que no podemos intervenir en su crecimiento intelectual y, por ende, no vale la pena desgastarse en un debate que no construirá. Con el silencio y la tolerancia entonces la fuerza de fricción que se genera con los demás tenderá a reducirse, porque en este análisis dejaremos de chocar con debates sin sentido, nadie convencerá a nadie, pero si alguien esta dispuesto a escuchar, a verdaderamente escuchar y tolerar, no solo es posible que se formen ideas mucho más interesantes, sino que entre ambos transformen, por qué no, el mundo.
Paz, amor y chocolates.