INFORME ESPECIAL
Por: John del Río
Comunicador Social y Periodista
Redacción San Buenaventura Estéreo 95.4 F.M
Viernes, 29 de septiembre, de 2023
17:00 p.m.
Para responder la anterior pregunta, es necesario primero entender otro asunto, la globalización, porque tras muchos años de incidencia en lo económico, social y cultural etc. de los países ricos sobre los países pobres, por medio de diferentes tendencias, conceptos, corrientes, o como a estos se les antoje llamarlo, de acuerdo al momento o a la situación de la historia, como: colonización, mundialización, internacionalización, integración, cooperación, entre otros, aparece uno, que según varios expertos comienzan a predecir su desaparición. Se refieren a la “globalización”.
Para Goldin y Reinert (2007:28) por ejemplo, la globalización es un fenómeno, y la definen como “un incremento del impacto sobre las actividades humanas, debido a las fuerzas que se extienden más allá de las fronteras nacionales. La globalización puede tener incidencia en lo económico, lo social, cultural, político, tecnológico y hasta en lo biológico, como sería el caso de la transmisión de enfermedades a escala global”.
Pero, la comunidad internacional antes de trazarse el cumplimiento de la meta, para la implementación del modelo mundial de globalización, parece que, no tuvo en cuenta algunos imprevistos, poniendo al mundo en un escenario de incertidumbres, sobre todo económica y dándole la razón a Bauman: (2015:7) cuando dice que la globalización es “un agente de felicidad para algunos, y el motivo de infelicidad para otros”.
Aspectos como el incumplimiento de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) del año 2015, los codiciosos diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030, el fracaso de las negociaciones de la Ronda de Doha para el Desarrollo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), son motivos para pensar sobre si los objetivos propuestos se van a cumplir o no.
Es cierto, que la globalización económica, ha dejado beneficios comerciales, tecnológicos y financieros, entre otros. Igualmente en lo social, por ejemplo, la disminución de la pobreza y la pobreza extrema, a pesar del incremento de la población en el planeta Tierra.
Pero, como la felicidad completa no existe, hay personas que piensan que la globalización económica genera más desigualdades sociales a nivel global. Creados como movimientos antiglobalización, dicen que es hora del inicio de la desglobalización internacional, que según, Gerardo Copelli Ortiz, profesor de Derecho Internacional Económico de la Universidad Central de Chile, en su artículo, La globalización económica del siglo XXI. Entre la mundialización y la desglobalización (2018), la desglobalización es “un período de retroceso en la interrelación de los Estados, fomentando o priorizando su plena soberanía sobre la imposición normativa que plantean las organizaciones internacionales, los tratados internacionales de cooperación, o el mero posicionamiento global de las empresas multinacionales que, según esta posición, atentan contra la soberanía plena de los Estados”.
Entonces, si los logros en la tecnología, los mercados libres y la abundancia en las finanzas, trajeron bienestar para el mundo entero, por mencionar algunos aspectos ¿por qué acabar o desacelerar la globalización?
Una posible respuesta son todos los años que faltan para llegar al 2030, con metas para el mundo entero, fijadas por las Naciones Unidas (ONU) a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030, por esto, no parece ser un asomo o una guiña de una merma, y menos aún, el fin de la globalización.
Pues, si se visita la página de la ONU, www.nacionesunidas.org el objetivo número 17 de los ODS sugiere la importancia de las alianzas entre los países. Y se refiere a ellas como: “alianzas para lograr los objetivos”, lo que se traduce en que la comunidad internacional, a través de Naciones Unidas, ha supeditado alcanzar el cumplimiento de los otros 16 objetivos, de una u otra manera, a través de las alianzas globales, públicas y privadas”.
Quiérase admitir o no, la globalización ha sido un motor de desarrollo en varios campos a nivel global.
Y, nuevamente dialogando con el escrito del estudioso Gerardo Copelli Ortiz, “la globalización económica representa el triunfo del modelo liberal-capitalista a escala mundial, y consecuentemente, la victoria definitiva del mercado sobre otros modelos o formas político-económicas y, por tanto, sus ventajas, virtudes y defectos, no serían del modelo económico, sino que son parte de la globalización como concepto. Ello ha venido a blindar, de alguna manera, las deficiencias del modelo económico, asociando la responsabilidad, de lo bueno y lo malo, a un concepto y no a una forma”.
Entonces, hay que reconocer después de todo, a un gran ganador en este proceso, el cual ha sido la mundialización de la economía, lo cual según, www.googlescholar.com se refiere a “la creciente integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros. En algunos casos este término hace alusión al desplazamiento de personas (mano de obra) y la transferencia de conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales” y no la globalización, porque las ganancias arrojadas en la economía internacional no llegan a todos por partes iguales, pues no hay un balance equitativo entre países pobres y ricos”.
Pero, sería una utopía creer que todos los Estados son iguales, porque muchos de ellos necesitan tratamientos especiales, concesiones distintas y tratos preferenciales. Si se estudian sus diferencias sería importante, para acertar en verdaderas interacciones a nivel mundial.
Finalmente, crear más interrelaciones entre los Estados y sus diferentes aspectos que los conforman, respetando los intereses de cada uno, permitiría hablar efectivamente de globalización como desarrollo y bienestar, más que de globalización como imposición de las economías desarrolladas sobre las menos adelantadas.