El renacimiento fue un momento histórico sin precedentes en lo que ha significado para el proyecto humano. Quizá solo comparable con el descubrimiento del fuego o de la palabra escrita.

El renacimiento surge básicamente por dos eventos principales, muy resumidamente, la peste negra que mato a casi dos de cada tres europeos y la invasión de Constantinopla por parte de los turcos. Con estos eventos, el centro de la intelectualidad quedo en Italia y el imperio romano se deshizo. Europa se volvió un territorio lleno de pensadores, y lentamente empezaron a desplomar la estructura que tenía la edad media, en donde todos ocupaban un lugar desde que nacían hasta que morían, y todo giraba en torno a la tierra porque así se había decidido y así parecía ser.

Las teorías de Copérnico, Galileo, Newton, entre otros, empezaron a cambiar la perspectiva de la humanidad, ya girábamos en torno al sol, empezamos a crear arte disruptivo, a cuestionar el poder político y real de los reyes y dioses. Los descubrimientos de una generación se convertían en inventos de otra, toda teoría pasaba por el método científico, Descartes separo el mundo espiritual y científico, la ciencia creció y modifico el mundo, y con él la sociedad entera empezó a entenderse de manera distinta, las personas podían crecer y no estaban resignados a un papel en la sociedad, sino que, podían trabajar para tomar el lugar que quisieran en la estructura, se descubrió y colonizo América, suceso que siguió modificando el pensamiento humano.

El renacimiento nos planteó varias palabras que hasta entonces no tenían significado:

El progreso, de mano de la ciencia y en nuestras vidas que se entiende como confort.

La libertad, que tiene que ver con la libertad de trascender, de elegir que hacer y cómo hacerlo, algo bien importante que hemos olvidado, es que nadie puede ser libre sin el otro, porque la libertad de yo ser lo que soy ocurre por la solidaridad de los demás de permitirme mi lugar en el mundo. Es decir, la libertad y la solidaridad son complementarios.

La emancipación humana, que viene de la mano de los derechos humanos, como se le atribuye a Voltaire la cita: “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”. Los derechos humanos son una de las victorias más grandes de la humanidad, pero las entendimos mal, los asumimos desde la idea del capital, como un bien, “son mis derechos humanos”, entendimos, y en realidad son “Nuestros derechos humanos”. Todos tenemos derechos, son mis derechos junto con los tuyos, de ahí que “mis derechos llegan hasta donde empiezan los tuyos”.

El dominio de la naturaleza, como la posibilidad de usar la naturaleza para nuestro beneficio.

Y la racionalidad que es la idea de descartes de poder explorar el mundo desde la razón.

Estamos en una época donde volvemos a estar en un escenario parecido, próximos a un nuevo renacimiento, un momento de pensarnos, tenemos la internet y todas las posibilidades que esto ha abierto, toda la nueva tecnología que existe, tenemos una pandemia y de nuevo crisis por todos los aspectos posibles (Ambiental, social, psicológico, sanitario, político y económico), qué clase de ideas maravillosas surgirán de la crisis que ahora enfrentamos, será que podemos generar un mejor mundo para todos y todas, o al menos tener la esperanza de hacerlo. No hay mejor momento, que este, para soñar, para aportar al nuevo ser humano que surgirá de este nuevo mundo que definitivamente es el mejor que hemos construido pero que no se parece al mejor que construiremos… ¿Cuándo? Hoy.

Paz, amor y chocolates.