Ha pasado mucho tiempo desde aquel marzo en el que la vida nos cambió, sin embargo, la pandemia que empezó en 2020 continúa en la actualidad. Con ella, la virtualidad avanza a pasos agigantados, se transformaron las relaciones interpersonales, la forma de conocer a las personas e interactuar con ellas, las modalidades de trabajo y estudio; en general, casi todo nuestro mundo cambió.

Hoy el reto está en volver a la presencialidad, en retornar a lo que se denomina “normalidad”, una “nueva normalidad”. La pandemia no se ha acabado, está menguando. Nuevas variantes, por fortuna menos letales, por desgracia más contagiosas, aparecen en las noticias mientras se piensa en apretujarse en el transporte público para ir a laborar o hacer algún trámite inaplazable.

Pareciera que la humanidad se volvió indiferente o no quisiera prestarle atención al fenómeno del virus, está ahí pero no preocupa, no asusta, no genera titulares alarmantes, ya no se le realiza prueba a todo el que la solicite, la incapacidad también es un lujo y cuando se perciben síntomas o existe sospecha se da un aislamiento voluntario que se cuadra con la empresa donde se trabaja. Extraño el comienzo del año 2022, un año que se percibe importante en el acontecer del proyecto humano.

Como proyecto humano entendamos a la sociedad que evoluciona con las generaciones, que se ramifica y especializa con las ciencias, que tiene comportamientos a través de las décadas, como el proyecto de proyectos humanos, como la dirección que toman las ciudades, los países, los pueblos en su conjunto y de manera autónoma.

El 2022, auguran, podría ser el año del final de la pandemia, existe la posibilidad que el covid19, junto con sus variantes, se vuelvan endémicas o tiendan a desaparecer, también, existe la posibilidad de que surjan nuevas variantes.

Promete ser el año de nuevos estallidos sociales, de nuevas y viejas luchas en diferentes países. Colombia, renovará sus ramas legislativa y ejecutiva, elecciones muy importantes por el actual contexto de país. Por lo que será política y socialmente un año movido y que probablemente traiga consigo, nuevos liderazgos.

Mundial de futbol, entre muchos otros eventos deportivos a nivel mundial, gatitos y el entretenimiento compiten por la atención en redes sociales, con videos sobre la emergencia climática, el calentamiento global y la sexta extinción masiva de especies. (las primeras cinco llamadas: Extinción del Ordovícico-Silúrico, Devónico, Pérmico-Triásico, Triásico-Jurásico y Cretácico-Paleógeno). Lo relevante de esta sexta es que se debe a la actividad humana (Holoceno, Antropoceno).

Ante un ambiente de tantos y variados eventos existe la posibilidad de que nos llenemos de esperanza a trabajar por todos los cambios que es necesario hacer para superar tantas crisis que podrían darse de no tomar estas acciones.

O también podría llenarnos de miedo. El miedo es menos útil en este panorama porque el miedo nos paraliza. Y la inactividad, y la perdida de la voluntad de enfrentar tantas situaciones es preocupante porque hagamos o no hagamos, el mundo está cambiando y nosotros hacemos parte de él. La depresión, el miedo, el estrés, son respuestas del cuerpo a situaciones complejas, a situaciones externas que no estamos teniendo la capacidad de enfrentar en nuestras actividades, las tres, paralizan.

Tenemos la ventaja de la tecnología, la capacidad de razonar y encontrar soluciones; no es nada fácil, pero el conocimiento y el acceso a la información nos permite movernos, nos permite actuar. Hoy más que nunca necesitamos de la radio y de los medios de comunicación alternativos y comunitarios, debemos ser capaces de dialogar, de hablar, pero también de escuchar; ser capaces de digerir la información de manera más consciente y actuar en pro de ella.  Muchas personas están haciendo su aporte saliendo de esa parálisis que da el miedo y tomando acción, es claro que hacen falta más.

Lo primero que debemos hacer es informarnos, conocer los peores escenarios y las diferentes alternativas que tenemos para no llegar allí.  El mundo sigue girando y la humanidad ha superado en otro tiempo, retos difíciles de cuantificar hoy en día.

Los tiempos de hoy requieren personas valientes, que puedan enfrentarse a una realidad que, actuemos o no, nos sobrepasa. Es necesario que nos unamos, que pensemos como colectivo, se dice que en los peores momentos la humanidad ha surgido como un ave fénix, que vuelve y renace entre las cenizas, ¿Qué le podremos aportar a ese futuro que tiende a una distopia?

El filósofo sur coreano Byung-Chul Han, en un debate sobre las consecuencias de la pandemia, analizando lo que vendría después del aislamiento, mencionaba que muchas personas quieren cambiar el mundo y quieren hacerlo sin tender su cama […]. Para él, quien quiera cambiar el mundo debe empezar por ese sencillo acto, luego arreglar su habitación, si aún cuenta con tiempo para cambiar el mundo, entonces arreglar toda su casa, ayudar a sus familiares más cercanos y ahí sí salir al mundo. Primero ayudar a un vecino, después quizá a dos, después se volverá un líder en su cuadra, en su barrio, en su ciudad, en su país y finalmente en el mundo.

Lo anterior parece simple, pero lo que quiere plantearnos este filósofo es la necesidad de trabajar primero en nosotros, en atender nuestras necesidades satisfactoriamente antes de ir e intentar sostener a los demás, sino lo hacemos caeremos en el miedo, en la desesperación, estaremos tan abrumados que no habrá lugar a la acción, estaremos paralizados mirando sin esperanza a lo que creemos es un vacío.

La invitación desde la emisora es a la reflexión, al trabajo en conjunto, al aporte que puedo dar desde mi posición a la construcción de un mundo más humano, más empático, que en verdad tenga un sentido cristiano y evangelizador. La emisora conecta, teje y da sentido social e invita a conectarnos como comunidad, a pensarnos y a dialogar.  Nuestro espacio radial está abierto y dispuesto, en los 95.4 FM todas las voces son bienvenidas, valoradas y respetadas.

¡Ah y claro, un feliz año para todas y todos!